Leo en El País (esta costumbre me va a matar) unas declaraciones de Jaume Roures a cuento del cierre de la
edición impresa del diario Público del que es su principal accionista,
que no fundador. Dice un titular que "achaca el cierre a la crisis económica, la del papel y la de la política de izquierdas"
y a un " agotamiento de un modelo de periodismo " pero a mí me llama la atención otra frase; "no somos los
primeros ni seremos los últimos, otros han caído y caerán más" y reflexiono, o divago.
Ya te digo que han caído!! Desde los monjes copistas (aquellos que
morían envenenados en "El Nombre De La Rosa") al Kindle, muchos han
caído.
A los monjes se los cargó Gutemberg con la invención de La Imprenta, y
él mismo se arruinó en su proyecto, que no era sino el desarrollo
perfeccionado de un invento chino. Pero la imprenta de Gutemberg no era
la democratización de la información sino un nuevo medio que servía a
ello. La democratización de la información llevó a perfecionar el
invento, a abaratar costes, a facilitar la reproducción y así, la
impresión de información escrita llegó a ser tan ágil que no sólo se
limitaba a la reproducción de grandes obras permanentes, libros, sino
que podía tratar la actualidad y permitirse incluso el lujo de la
desechabilidad dando origen a publicaciones periódicas de contenido
actual y perecedero, periódicos, diarios. Nace lo que, a partir de ahí,
conocemos como La Prensa, el producto con el nombre del proceso, y
aprece un nuevo oficio, el periodista. Hasta aquí, bien, todo en orden,
pero de pronto zas, aparece la informática, el medio digital, y causa
una revolución tanto en costes como en inmediatez. Nos fascinamos,
flipamos en colores con la nueva era de la información digital porque
hoy, una persona es asesinada en Siria, por poner un ejemplo, y a la
media hora es un hecho conocido en todo el planeta, es fantástico. Toda
la información producida, intercambiada y almacenada en siglos de humanidad no nos ha llevado a
terminar con los asesinatos ni con las guerras pero el hecho es que
estamos más informados. Los medios han avanzado, la
información se multiplica en canales, cada vez somos más quienes
recibimos esa información y, además ahora interactuamos, y sin embargo
da la sensación de que el periodismo, en la era de la información, está
agotado.
Espera un momento. Así como todo el conocimiento humano no nos
impide seguir matándonos, ¿no será también que toda esa información no
nos quita de ser un poco gilipollas? ¿No será que toda esa información
NOS CONDUCE a ser un poco más gilipollas cada día? ¿No será que
olvidamos que la información tiene dueño, uno de esos dueños que bajo el eufemismo de empresario mide la pérdida en euros? ¿Olvidábamos el capitalismo?
Cada día cierran cientos de empresas, pero no es la metalurgia la
que está en crisis de identidad, no es la agricultura, no es la
fontanería. No hay ningún modelo de periodismo agotado, hay un modelo de
capitalismo agotado. El que extraía el beneficio de la venta del
producto. Ese del que los teóricos neoliberalistas alardean, a sabiendas
de que ya no existe, y que tildan de impulsor de la calidad del
producto, ese basado en la oferta y la demanda. La demanda importa un
carajo en el nuevo capitalismo financiero, la calidad del producto
importa un carajo en el nuevo capitalismo financiero. Por eso hoy lo más
demandado no está ni siquiera dentro de la oferta. La oferta hoy es
dictada por la banca, y la demanda simplemente ignorada. El capitalismo
financiero ya no necesita combatir ideologías, se caen solas por quiebra
económica. El Progresista no puede ser accionista y el accionista, por muy principal accionista que sea, o debido a ello, no puede ser progresista. Hoy el empresario
progresista está fuera de sitio. Claro que caerán otros, los demandantes,
los económicamente débiles, los pobres y los de principios. Y
florecerán los que se acojan a la oferta, los que especulen, los que
aumenten beneficios a toda costa, los de sin principios (o de principios
ruines) y la metalurgía no será mejor, sólo mas económicamente beneficiosa, y la agricultura y la fontanería. Y la información, aún siendo mucha, será mala y encaminada a distraernos, no a hacernos más lúcidos
¿Y qué soluciono yo con esta reflexión? Nada, pero me quedo a gusto.
4 comentarios:
Probablemente no soluciones nada con tu reflexión, pero tal vez la contagies (término tan de moda últimamente) a otros navegantes, toc toc.
Desde hace muchos años me acompañan unas palabras de Marx que decían algo así "tomaremos el poder sin que se den cuenta".
Parece que los grandes magnates de la banca también leyeron a Marx, han tomado el poder y no nos dimos cuenta.
Ummm, vale, me callo.
No, no. No te calles ;)
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